GR4 Etapa 4 (17-12-2016)
Borredà – Sagàs.
Hoy me voy
a tomar la libertad de empezar por el final y dedicar unas líneas de
agradecimiento a los responsables de que este Panchovillesco ejército, conocido
como GRManía, funcione a las mil maravillas. Sirva, por tanto, esta crónica,
para homenajear a todas y todos aquellos GRManos que desinteresadamente dedican
parte de su preciado tiempo a la organización de los diferentes eventos del
grupo tales como: La elección de los recorridos y la preparación de las etapas;
la adaptación y puesta en común de los Tracks para nuestros denostados GPS’s;
la contratación de autocar; la convocatoria para apuntarse a las etapas; la
búsqueda de Bares que nos permitan apalancarnos en sus locales para beber de lo
suyo y comer de lo nuestro; las arduas negociaciones con los tacaños
propietarios de los Restaurantes parar escoger menús que den conformidad al
bolsillo y al gusto de los hambrientos; a lucha sin cuartel para que los
despistados anoten los platos de su preferencia; la provisión, el reparto y el
cobro de la esquiva lotería de Navidad; la reserva y el sufragio de la
salvadora luminteta; el encargo, abono y custodia de la “Panera”; la
liquidación de los gastos, viajes y extras, y el mantenimiento, al día, de la
contabilidad de la “empresa; la sesuda y
acertada elaboración de discursos y abecedarios, las atinadas, sentidas e
insuperables rimas de nuestro versado trovador, la adaptación de canciones, y
demás actos de cultivo mental; la elección y el encargo de los obsequios de temporada;
el montaje de audiovisuales para recordar y amenizar los eventos; la plasmación
de los variados y múltiples aconteceres camineros con las cámaras de nuestros
inigualables reporteros y las avezadas plumas de los hirientes escribanos; los
trabajos, en la sombra, de aportar ideas, comprar, reprografía, adecentar,
coordinar, y demás menesteres necesarios para todas y cada una de las
actuaciones del grupo; la de que no nos falte el vino; y la de aquellos otros necesarios actos que
mi desmemoriada y embotada mente es ya incapaz de recordar… ¡Gracias a
todos/as!
¡Repartido
el jabón, vayamos al grano!
Existe un dicho anónimo que afirma que quienes
viajamos lo vivimos 3 veces: “cuando lo soñamos, cuando lo realizamos, y
cuando lo recordamos”, y tal postulado podríamos aplicarlo, sin ningún género de dudas, a lo
que nos espera en la etapa de hoy. Son tantos los días dedicados a la
preparación de la jornada festiva que cerrará el año natural, y en la cual
homenajearemos a nuestro jefe y fundador Don José Hervás, que la mayoría de
nosotros, cuando llegue la hora de la verdad, tendremos la sensación de que ya
hemos pasado por ese trance, lo viviremos con la responsabilidad de que todo
salga perfectamente, y nos quedará para el recuerdo el desarrollo de los
acontecimientos.
Después
de casi un mes de preparativos en la sombra y a escondidas del fundador
(¡y no me refiero al coñac!), hoy por
fin llega el gran día: Fin de año, comilona y fiesta en honor a nuestro
Comandante en jefe: Pepe, Alias Don José. Alguno o alguna podrían pensar que
muchos y muchas GRamanos alcanzaron el retiro antes que él y a ninguno se le
hizo una fiesta de tamaña envergadura, de lo que se deduce que no es una fiesta
por su jubilación, sino un reconocimiento a su persona por el empeño en crear,
mantener y mejorar la historia de GRManía.
Como
pájaro del mal agüero, la caprichosa jornada sabatina amanece lluviosa por
tierras de Egara y ello nos obliga a los más previsores caminantes a acarrear
con bolsas de recambio por si el aguacero cala nuestros avejentados huesos.
Durante
los primeros kilómetros de avanzar en dirección al norte por la oscura
autopista una fina lluvia se estampa contra la luna delantera de nuestro
atestado autocar. Sin embargo, a medida que nos alejamos del Vallés Occidental
y nos adentrarnos en la comarca del Bages la llovizna comienza a remitir y,
mientras clarea el alba, el azul cielo va sustituyendo a los nubarrones en el
horizonte. ¡Una jornada como ésta bien merece un tiempo acorde a la
celebración!
Cumpliendo
con su promesa de invitar a los caminantes a un bocata de jamón para el
desayuno, Pepe y sus ayudantes distribuyen los emparedados mientras avanzamos
por la autopista. De nada sirven nuestras lastimeras quejas para que el
Comandante acarree con el alimento durante los primeros kilómetros del recorrido
(hasta alcanzar el lugar del desayuno) y allí haga la ceremonia oficial de
entrega del presente. ¡Nada… a cargar nosotros con el peso! ¡Qué remedio!
Al
fondo, sin miedo a perturbar el sueño de aquellos que prefieren descansar, los
voceros de siempre vamos conversando sobre la proximidad del solsticio de
invierno. Y como la cuestión es porfiar, discutimos sobre el tema como
verdaderos expertos en el tema. ¡Convencidos, todos, de ser los garantes de la
verdad!
Recién
sobrepasada la “Patúnica” Berga, abandonamos la autovía C-16, atravesamos el
Pantano de La Baells y tras un largo trecho por la solitaria y serpenteante
C-26 alcanzamos el punto de partida: Borredà.
Los
Dioses de la meteorología parecen haberse apiadado de nosotros y, por la zona,
el día amanece despejado y benévolo. ¡Fuera bolsas de recambio!
Una
vez acicalados para la ocasión, el pelotón se pone en marcha, descendiendo a
ritmos bien diferentes, como no podía ser de otra forma, por las afueras de
Borredà hasta alcanzar la Riera de Mergançol, la cual cruzamos por un puente
cargado en años. A pesar de que apenas llevamos unos seiscientos metros de
recorrido allí se produce la primera reagrupación de la jornada pues el
objetivo del día ¡ilusos! es transitar en grupo la mayor parte de la etapa. De
nada servirá llegar el primero si el autocar deberá esperar al último para
dirigirnos al Restaurante.
Salvado
el escuálido cauce de la riera emprendemos una subida de un par de kilómetros
por una empinada cuesta, alguno de cuyos tramos está adecentado como si fuera
un escalera urbana, hasta alcanzar un solitario Santuario que ninguno se digna
a visitar. ¡Todos viajamos con la mochila vacía de culpas!
Transcurrida
una hora de caminata alcanzamos la cota de la jornada. Allí nos reagruparnos nuevamente y permanecemos a la
espera de uno de los miembros de GRManía que ha padecido una indisposición
transitoria, y se ha visto obligado a aminorar el ritmo de su marcha, y de
nuestro particular coche escoba (Pepe) que se ha mantenido al lado de la
indispuesta, dándole ánimos y acompasando sus pasos a los de ésta en los
últimos metros de ascenso a los cielos.
Mientras
ascendíamos, las nubes han vuelto a cubrir el horizonte y la humedad y el frío
hacen mella en los caminantes que se mantienen estacionadoss. Sobre todo en
aquellos osados que se han despojado de la empapada ropa de abrigo para
permitir una mejor transpiración tras el esfuerzo de la subida.
Luego
de un buen rato varados en un recodo del camino, chismorreando sobre la
sorpresa que le vamos a dar a nuestro jefe supremo, a algunos la espera se les
hace demasiado tediosa, y al conocer que la indispuesta y el guía se encuentran
a punto de alcanzar a los anclados, y en condiciones de continuar con la
marcha, se ponen de nuevo danza por una senda que discurre entre las
estribaciones de la Serra de Picancel, a nuestra derecha, y la Riera de Merlés,
a nuestra izquierda.
A
medida que discurre la mañana el sol vuelve a ganar el duelo a los nubarrones,
y tras una ardua búsqueda, el GRMano Señor Vitoria localiza una pedregosa explanada
donde detenernos y proceder a dar buena cuenta del bocata jamonero que con
cariño y esmero nos han preparado el Comandante y la enfermera.
Sabiendo
que será el último mohicano en aparecer por el improvisado comedor, le
aguardamos a escondidas, sentados y parapetados tras las letrillas de una
alocada canción, para darle el primer homenaje de la mañana. La desentonada
tonadilla, interpretada a múltiples voces sin coordinar, emociona al
sorprendido caminante. Deducimos que por lo inesperado del detalle, pues la
calidad musical del concierto es tan patética que más bien invita a derramar
lágrimas de pena.
El
momento del desayuno se convierte en un instante de dicha y disfrute general.
Mientras engullimos el pernil, el tibio sol invernal reconforta al personal,
corre el vino a raudales, se agudiza el sentido del humor, se desatan las
risas, la alegría impregna el ambiente, y para postre, nuestros estómagos
agradecidos se zampan, en un abrir y cerrar de ojos, los bombones que Pili ha
traído para celebrar su reciente jubilación. ¡Otra más al redil de los no
laboriosos! ¡Pronto habrá que hacer una fiesta al GRMano que trabaje! ¡Negro
futuro el de este país!
Ingerido
el desayuno nos ponemos en danza y avanzamos por un inclinado, estrecho y
pedregoso canal dispuestos a salvar los muchos kilómetros de la etapa que aún
nos quedan por recorrer. El ritmo de la marcha es tan parsimonioso y decadente
que suerte que estos muchos kilómetros del día de hoy son pocos, pues de lo
contrario alcanzaríamos la meta y comeríamos a la hora de cenar.
Un
apretón mañanero me obliga a hacer una parada a escondidas entre el follaje y
cuando emerjo de entre las punzantes ramas me percato de que transito en el
pelotón de los rezagados. Allí viajan también: Rosa G, José C, Alexei, Pili,
Fina G, Sonsoles, Ginés, José A. y el recolector oficial de GRManía, Don Pepe.
Una
vez finalizado el descenso alcanzamos la planicie y nos topamos de bruces con
una montaña en cuya cima se sitúa el Santuari de la Mare de Déu de la Quar, el
cual, y fieles a nuestra sana costumbre, pasamos de largo sin visitar.
Los
del furgón de cola avanzamos juntos hasta alcanzar el Hostal Sant Maurici (La
Quar) y las edificaciones del lugar, y allí descabalgan definitivamente: Rosa
G, José C, Alexei, Pili y Fina G en espera del benigno autocar. ¡Ni un paso
más!
Los
demás continuamos carreta abajo tras los pasos de nuestros compañeros de
avanzadilla hasta alcanzar Sagás. Allí, aparcado junto a la carretera, se halla
el autocar dispuesto a recoger a los que no deseen continuar hasta el final.
Como
la hora aun lo permite decido continuar en solitario hasta el final, la Roca:
Me lanzo, así, por el Valle del Lluçanés toda pastilla en un intento ¿baldío?
de dar alcance a mis compañeros de aventuras. El ritmo que impongo a mi marcha
es tan frenético que al instante
comienzo a sudar como un pollo encerrado en una sauna. En una de las
intersecciones del camino me detengo y tras comprobar los datos de mi GPs me
percato de que hay un sendero, fuera pista, que conduce al punto de destino
evitándome dar un buen rodeo. No sin cierto temor a meter la pata y extraviarme
me lanzo a toda pastilla hacía el objetivo final. A la salida de una curva del
camino observo con inusitado placer la idoneidad de actuación. Mi alocado
proceder me ha permitido no solo recortar la ventaja de mis compañeros, sino
adelantar a un buen número de ellos, los cuales no acaban de entender a qué
milagro se debe la aparición repentina de aquel caminante sin rumbo.
Concluida la etapa festiva sin percance
alguno nos acomodamos en el autocar para dirigirnos al Restaurante "Cal Quico" de Parts de Lluçanés.
En el trayecto, algunos de los higienizados de atrás nos deprendemos de
nuestras apestosas y zorrunas prendas de caminar y ¡torso al aire! las
sustituimos por otras limpias y perfumadas. ¡No es cuestión de dar el cante a
la hora de comer! ¡Finos y aseados que somos!
Al poco de adentrarnos en el Restaurante y
asearnos un poquito en el servicio del establecimiento, nos distribuimos en las
mesas por afinidades y poco después comienza el Mercadillo Persa típico de la
Fiestas Navideñas que se avecinan: La habitual venta de la lotería, el abono de
la Lumineta, el reparto de diversas participaciones, el desembolso de los
gastos de la jornada festiva…. En definitiva, que movemos más dinero nosotros
en esta jornada del que desgraciadamente los corruptos mandatarios que nos
desgobiernan, roban, espolian y saquean han dejado en nuestra esquilmada hucha
de la Pensiones. ¡Malditos miserables!
Gracias al acierto y al buen negociar de
Maribel, la comida es todo un manjar y, con nuestra voracidad habitual, damos
buena cuenta, sin rechistar, de todas y cada una de las viandas que van
apareciendo encima de nuestros platos.
El acto festivo en homenaje a nuestro loado comandante
parece todo un éxito, o al menos aparentemente ¡eso creemos! parece ser que
hemos conseguimos tocar la fibra sentimental de nuestro querido fundador.
¡Larga vida a Don Pepe!
Fantástico el singular discurso de apertura
de Rosa Gil resumiendo los principios y fundamentos de GRManía mediante un
genuino y apropiado abecedario, aderezado
todo ello con una insuperable, sentida y genial la puesta en escena.
Magnífica la composición rimada de nuestro ausente
maestro en versos D. Pedro Puerma, leída con respeto, devoción, sentimiento y
perfecta entonación por parte de otro de nuestros sabios maestros en letras, D.
Evaristo González.
Emotivo el montaje audiovisual elaborado por uno
de nuestros geniales reporteros de cámara D. Antonio Gil; y divertida, aunque estruendosa y desacompasada,
¡perdónenme ustedes! Jajaja… la interpretación musical de la canción adaptada
por un servidor para loar las andanzas del compañero.
Acertado, práctico y servicial el regalo
escogido y encargado por los miembros del comité festivo para obsequiar a los componentes
de la juerguista compañía.
Finalmente, y con cierto pesar, un sentido
recuerdo para todos aquellos amigos y veteranos GRManos a quienes las
circunstancias personales no les permitieron participar de la celebración. Unos
por imposibilidad física y otros por imposibilidad material sabed que a todos
se os echó de menos.
¡Felices
Fiestas compañeros!
Restaurant
"Cal Quico" (Prats de Lluçanès)
Serrat de Contacorbs
08513 Prats de Lluçanès
Barcelona
Tel.: 93 850
81 25
Mòbil: 699 922 742
Blog de
GRManía:
Prats de
Lluçanès
Sábado, 17 de
diciembre 2016.