Soneto a un bote abandonado
Año de nieves
Año de nieves
Blanco manto luce hoy la Parameratras años cubierta de fracaso.Un invierno llegado con retrasodejó nieve como si antaño fuera.
Mas la dicha diríase pasajera,pues huyó el frío de las noches al raso.El Dios del hielo perdióse en el ocasoal ver, cercana, albear la primavera. Este maná que nos regaló el cielo,para dar vida a angostos manantiales,huye feroz matando al viejo sauce.
Y lo que ayer viniera a ser consuelo,hoy anegó de barro los hastiales.¡Siempre las aguas vuelven a su cauce!
Viernes, 21 de marzo de 2025©Moisés G. M.
- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
(Conviene no olvidar que este río Adaja, por estas fechas desbocado, languidece todos los veranos ante la escasez de lluvias y la habitual ausencia de nieve que venimos padeciendo desde hace décadas en invierno).
A ti, río Adaja
Aquel Adaja antaño melodía,acuñado a los pies de "La Serrota", de canto sosegado y dulce nota,hoy sediento mastica su agonía.
Por su cauce ya no fluye alegríay en su lecho apenas si una gota;ya no hay peces que en él bailen la jotasino olvido, sequedad y apatía.
Si yo pudiera devolverte al ayery que otra vez danzaras locamentetu luz volvería de nuevo a florecer,
mas no puedo luchar contracorrientey, aunque me duela verte languidecer,sospecho que tu muerte está presente.
Viernes, 21 de marzo de 2025.© Moisés G.M.
- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
De Bruguers a El Garraf
Era mediados de octubre.Se presagiaba buen día.Viejos de anciana costumbre.Un tropel de algarabía.
Sucedió que veinte andantes,miembros de GRmanía,nos presentamos radiantesa rondar en compañía.
En la lista, cuatro gatos,—y varios de ellos noveles—con botas, que no zapatos,relucientes cual pinceles.
Un conductor sonrientelos buenos días nos dabasin saber, pobre inocente,lo que luego le esperaba.
En apenas diez minutosla tropa quedó embarcada:en la vanguardia los cautos,al fondo…, gente exaltada.
Circulando sin demorael sueño íbamos venciendomientras florecía la aurora,con la noche ya muriendo.
Cual jóvenes en pandillasoñábamos un buen día,mas corría una comidilla:¡Nos da que falta algún guía!
Todo era paz y armoníade camino hasta Gaváen busca de Ana Maríaque esperando estaba allá.
Fue al salir de la autovíacuando la suerte viró:el señor que conducíade ruta se equivocó.
Con el pasaje enfrascadoen arduas conversacionestodo se dio por sentadoy apenas hubo objeciones.
Solo las de un camorristaque alzó la voz vacilando:—¿Dónde está la excursionistaa la que estamos buscando?
Entonces se oyó un murmulloy alguien soltó una bobada.—¡Calla y no hagas el capullo—le dijo el de su bancada!
Del murmullo a los bufidos,pues nadie entendía un carajo.—¿Qué hacemos aquí perdidoscalle arriba, calle abajo?
Tras más de treinta minutos—hartos ya de tanta ronda—surgieron los exabruptos:—¡No, por Dios, otra rotonda!
—¡Esta es ya la quinta vueltaque damos a la manzanao acertamos con la puertao se nos va la mañana!
Por suerte se hizo el milagro,descubrimos la salida,y al polígono macabrole dimos la despedida.
Mientras el reloj corríay el chófer callejeabala moza no aparecíay el enredo se enredaba.
—¿Qué tal si nos detenemos?—surgió una voz de la nada—.Tal vez así encontraremosa la mocita extraviada.
Luego de un nuevo rodeo,por arteria transitada,alguien dijo: —¡Ya la veo!,¡está en aquella parada!
Ya en Bruguers, la comitiva,por fin comenzó la etapa.Yo me olvidé la comida.Paquita casi derrapa.
Ella que avanzaba airosapor una inhóspita acera,dio un traspiés, ¡maldita losa!y acabó en una zarcera.
Por suerte la rescatamosen perfectas condiciones.¡Vaya mañana llevamoscon tamañas emociones!
Un grupito descarriadopartió, raudo, por su cuenta,hasta que el guía, cabreado,les hizo darse la vuelta.
Aunque se había comentadoque el perfil era en descenso,yo exclame desencantado:¡Qué bajada, si es ascenso!
De pronto la fortalezad'Emprunyà ante nuestros ojos:castillo, ermita, malezay una valla hecha despojos.
No hay que ser gran adivinopara hablar del desayuno.Frutos secos, pastas, vino…todo enfocado al... «ayuno»..
El trayecto no era largoni tampoco peligroso.menos un sendero amargo,con mal firme, pedregoso.
Bordeando el mediodíaal Puig de Agulles llegamos.Sus vistas, ¡qué melodía!con las cámaras plasmamos.
Montserrat lucía al oestey al este un mar reluciente.Bajo un cielo azul celesteal norte el Montseny, se siente.
A un ritmo descompasadola serpiente fue avanzando.Los de delante alocadosy los de atrás… rezongando.
Un otoño desatado,de chaparrones constantes,el campo había perfumadocomo solía ocurrir antes.
Entre arbustos y matojos,ora senda ora camino,avanzábamos cual cojosa un ritmo lento, cansino.
Un sol templado fluíay con las nubes jugaba.
Pepe Hervás no aparecía y el grupo se impacientaba.
Coll Sostrell y La Morella;Avenc Llambrics, Pla del Querol.Puig d’en Vinylas y a La PletaPedrera, Celler Güell y sol.
Con demora relevantecruzamos por fin la meta.¿Habrá en Garraf Restauranteque de birra a tanto jeta?
Al final de una avenidael Bar Antonio se emplazay el camarero, «un suicida»,nos conduce a la terraza.
Mas la dueña del negociodeja mudo a su empleado:—¡Este no es lugar de ociopara quien se trae el bocado!
Ipso facto lo entendemosy en tropel nos levantamos.Nuestra pitanza cogemosy a la arrogante plantamos.
Con el bocata en la mano,cabreados y sedientos,latas nos vende un fulanoque tampoco ofrece asientos.
Mientras se acerca una olaque la arena engulle, quieta,yo voy repitiendo: ¡Hola!¿Cuántos «pa» la lumineta?
Acabada la aventuraal redil todos volvemos.El sol de la tarde apura.cuando al fin nos recogemos.
Terrassa, sábado, 20 de octubre de 2024.© Moisés González Muñoz.
- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
Gato de puebloCuando yo aún era un pazguato
mi abuelo rescató un gato
que maullaba todo el rato
y te arañaba el zapato.
Minino de fea pelambre,
descarnado cual alambre,
decidió matar el hambre
con leche, pan y fiambre.
Como seguía tan delgado
recibía el mejor bocado
y al verse tan bien tratado
se creyó un gato mimado.
Su tarea eran los ratones,
mas él no entraba en razones;
siempre ocioso, entre fogones,
su vicio eran los tazones.
Hasta que un día al anciano,
harto del ocioso ufano,
lo agarró con firme mano
y lo exilio, por villano.
Lo encerró en la casa vieja
y hablándole en una oreja
le dijo: ¡No quiero queja,
caza y te abro la reja!
A mediados de semana,
una fresquita mañana,
mi abuelo, por la ventana,
vio al gato cazar con gana.
Sabedor que ejercería
su oficio con maestría,
antes de acabar el día
lo fue a rescatar mi tía.
Acurrucado en un paño
se hizo dueño del escaño,
roncando junto al de antaño
las frías noches del año.
Apostado en los rincones,
del sobrado y los salones,
acechaba a los ratones
sin tomarse vacaciones.
Un glacial día de enero
madrugó como el primero
y con rictus lastimero…
dijo adiós junto al puchero.
© Moisés G. M. 21/05/24
- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
Pepe Hervás no aparecía
Cuando yo aún era un pazguato
mi abuelo rescató un gato
que maullaba todo el rato
y te arañaba el zapato.
Minino de fea pelambre,
descarnado cual alambre,
decidió matar el hambre
con leche, pan y fiambre.
Como seguía tan delgado
recibía el mejor bocado
y al verse tan bien tratado
se creyó un gato mimado.
Su tarea eran los ratones,
mas él no entraba en razones;
siempre ocioso, entre fogones,
su vicio eran los tazones.
Hasta que un día al anciano,
harto del ocioso ufano,
lo agarró con firme mano
y lo exilio, por villano.
Lo encerró en la casa vieja
y hablándole en una oreja
le dijo: ¡No quiero queja,
caza y te abro la reja!
A mediados de semana,
una fresquita mañana,
mi abuelo, por la ventana,
vio al gato cazar con gana.
Sabedor que ejercería
su oficio con maestría,
antes de acabar el día
lo fue a rescatar mi tía.
Acurrucado en un paño
se hizo dueño del escaño,
roncando junto al de antaño
las frías noches del año.
Apostado en los rincones,
del sobrado y los salones,
acechaba a los ratones
sin tomarse vacaciones.
Un glacial día de enero
madrugó como el primero
y con rictus lastimero…
dijo adiós junto al puchero.
© Moisés G. M. 21/05/24
Hay niños tan ricos, con alma de pobre,y niños de oro aunque sean muy pobres.Hay niños felices, que no tienen nada,y otros que con todo se quejan por nada.
A unos los empujan a disparar balasy a otros los endiosan cual rey sin espada.Los hay que presumen de ropas muy carasy los hay, también, que ni botas calzan.
Si cuando son chicos tienen pura el alma,¿por qué los adultos, con negras palabras,sembramos en ellos la infame patrañapara que en su mente crezca la cizaña?
Yo quiero ver niños en todas las casasque corran felices, respeten las plantas;que a los animales no les den patadasy que se embadurnen de barro la cara.
Sueño que la luna les dé noches claras;se sientan queridos, duerman en su cama.Que no tengan padres que solo trabajany que a los abuelos vean cada jornada.
Que vivan su vida, no la de quien manda.Que nadie los odie por el Dios que alaban,el país de origen o la lengua que hablan.¡Que sueñen despiertos el hoy y el mañana!
Que luzcan sonrisas y amistades sanascompartiendo besos, caricias, nostalgia.Ya seas blanco, negro o de cualquier raza…¡Respeta y Entiende, la Empatía es el Arma!
Terrassa, 07 de mayo de 2024© Moisés González Muñoz
- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
Abuelo porque fui nieto
De niño, flaco e inquieto.
De pueblo, que no paleto.
Y como fui un feliz nieto
a mis abuelos… respeto.
Recordando su viaje
daré luz a aquel paraje
con algún que otro pasaje,
¡a su huella, mi homenaje!
Siempre vivos en mi mente.
Gente sencilla y valiente.
Por ellos tengo presente…
que a mis nietas, su simiente.
Deogracias era forzudo,
alto, alegre, testarudo,
incansable, corajudo,
educado y muy agudo.
Criaba hermosos conejos
que al verme, ya desde lejos,
desoían mis consejos
y se metían tras los tejos.
Era el amo de un rebaño,
de cuya lana hacían paño,
con un pastor algo extraño
que bebía agua del caño.
Galopaba como un rayo
en su rocín color bayo
y se cubría con un sayo
hasta bien entrado mayo.
Cuidaba sus siete vacas,
unas gordas y otras flacas,
y cargaba con las sacas
con maña y sin alharacas.
Con él me iba yo a la era,
a la huerta o la pradera
poniéndonos por montera
cualquier trabajo que fuera.
María, inquieta y callada.
Austera, siempre atareada.
Seria, beata y recatada,
sufría por cualquier bobada.
Media vida en la cocina
su pitanza era divina
y combatía la rutina
al rescoldo de la encina.
Cebaba puercos glotones
que comían como leones
y a dos cerdas con lechones
que darían ricos jamones.
Solía rezar el rosario,
por las tardes, a diario,
con un libro centenario
que dejaba en el armario.
Visitaba el gallinero
con paso firme y ligero,
advirtiendo al gallo fiero:
¡quieto que vas al puchero!
Las manos siempre dispuestas.
Las puertas abiertas, prestas.
Comulgaba por las fiestas
detrás de las peripuestas.
De Valentín, mi otro abuelo,
solo me queda el consuelo
de que allá arriba en el cielo
reine el calor y no el hielo.
La otra abuela que tenía
andaba algo delicada
y en la silla se encogía
o se quedaba encamada.
Eutimia, en su ultramarinos,
vendía productos muy finos:
atún y arenques marinos,
gaseosa, arroces, vinos.
Ya fuera con frío o viento,
cogía el ganchillo del cesto
y con destreza y arresto
hacía tapetes a ciento.
De luto, vestía toquillas,
los pies en las zapatillas,
modelaba albondiguillas
y deliciosas rosquillas.
De todos guardo consejos,
no por ser lejanos, viejos:
sus caricias, sus abrazos,
besos de amor, sus regazos.
Hace décadas se fueron
como avecillas, volando.
¡Cuánta sapiencia dejaron
que yo sigo recordando!
Corrían tiempos de pesetas,
de vidas que me marcaron.
¿Sabré darles yo a mis nietas
lo que ellos me legaron?
Si ser nieto es una barca
de la cual fui marinero;
ser abuelo es como un arca
donde guardo con esmero…
Dos estrellas que venero
con amor puro y sincero.
Lucía y Carla, tanto os quiero,
¡que sin vuestros besos… muero!
Moisés González Muñoz.
Ávila, 23 de abril de 2024. - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
Abuelo porque fui nieto
De niño, flaco e inquieto.
De pueblo, que no paleto.
Y como fui un feliz nieto
a mis abuelos… respeto.
Recordando su viaje
daré luz a aquel paraje
con algún que otro pasaje,
¡a su huella, mi homenaje!
Siempre vivos en mi mente.
Gente sencilla y valiente.
Por ellos tengo presente…
que a mis nietas, su simiente.
Deogracias era forzudo,
alto, alegre, testarudo,
incansable, corajudo,
educado y muy agudo.
Criaba hermosos conejos
que al verme, ya desde lejos,
desoían mis consejos
y se metían tras los tejos.
Era el amo de un rebaño,
de cuya lana hacían paño,
con un pastor algo extraño
que bebía agua del caño.
Galopaba como un rayo
en su rocín color bayo
y se cubría con un sayo
hasta bien entrado mayo.
Cuidaba sus siete vacas,
unas gordas y otras flacas,
y cargaba con las sacas
con maña y sin alharacas.
Con él me iba yo a la era,
a la huerta o la pradera
poniéndonos por montera
cualquier trabajo que fuera.
María, inquieta y callada.
Austera, siempre atareada.
Seria, beata y recatada,
sufría por cualquier bobada.
Media vida en la cocina
su pitanza era divina
y combatía la rutina
al rescoldo de la encina.
Cebaba puercos glotones
que comían como leones
y a dos cerdas con lechones
que darían ricos jamones.
Solía rezar el rosario,
por las tardes, a diario,
con un libro centenario
que dejaba en el armario.
Visitaba el gallinero
con paso firme y ligero,
advirtiendo al gallo fiero:
¡quieto que vas al puchero!
Las manos siempre dispuestas.
Las puertas abiertas, prestas.
Comulgaba por las fiestas
detrás de las peripuestas.
De Valentín, mi otro abuelo,
solo me queda el consuelo
de que allá arriba en el cielo
reine el calor y no el hielo.
La otra abuela que tenía
andaba algo delicada
y en la silla se encogía
o se quedaba encamada.
Eutimia, en su ultramarinos,
vendía productos muy finos:
atún y arenques marinos,
gaseosa, arroces, vinos.
Ya fuera con frío o viento,
cogía el ganchillo del cesto
y con destreza y arresto
hacía tapetes a ciento.
De luto, vestía toquillas,
los pies en las zapatillas,
modelaba albondiguillas
y deliciosas rosquillas.
De todos guardo consejos,
no por ser lejanos, viejos:
sus caricias, sus abrazos,
besos de amor, sus regazos.
Hace décadas se fueron
como avecillas, volando.
¡Cuánta sapiencia dejaron
que yo sigo recordando!
Corrían tiempos de pesetas,
de vidas que me marcaron.
¿Sabré darles yo a mis nietas
lo que ellos me legaron?
Si ser nieto es una barca
de la cual fui marinero;
ser abuelo es como un arca
donde guardo con esmero…
Dos estrellas que venero
con amor puro y sincero.
Lucía y Carla, tanto os quiero,
¡que sin vuestros besos… muero!
Ávila, 23 de abril de 2024.
cuando no lucía bigote,que junto a la carreteracrecía un frutal hermosote.
Por allí no había escaleraasí que me hice el machotey brincando como fierame encaramé bien altote.
Al agarrarme a una breva,para añadirla a mi bote,la rama de aquella higuerahizo crack y el muchachote,
como voladora hortera,golpeado bien fuertote,tras caída harto ligerase estampó cual monigote.
Aplasté una tomateracon un tomate verdotey me embadurné de tierrade los pies hasta el cogote.
Con la angustia por montera, a causa de aquel “rebote”,me eché mano a la pechera,la asfixia por capirote.
Luego de una tensa espera,con un nudo en el gañote,como triste plañidera,maldije mi despelote.
Hoy, cuando veo una higuerao le doy patada a un bote,me río como si aún fueraaquel feliz chavalote.
02 de junio de 2023.© Moisés González Muñoz. - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
Ómicron
El martes, al levantarme,creí que era un resfriado.¿Tal vez debí de dormirmecon el culo destapado?
Noté mis ojos llorosos.Solo hacía que estornudar.¡Menuda fuente de mocosfluía tras cada sonar!
Al tomar el desayunose me irritó la garganta.¡Me bebí un vaso de zumoy me entró dolor de panza!
Vaciados los intestinosme apalanqué en un sillón.¡Hay que apretar cien botonespa ver mi televisión!
Mientras estaba comiendome entró dolor de cabeza.¡Vaya día que estoy teniendopor mi nocturna torpeza!
Según pasaban las horaslos achaques aumentaron.¡Sudores con tiritonasy otros males se alternaron!
A media tarde tosíay me notaba caliente.¡A fiebre, me refería,no me seas indecente!
Como en todas las noticiassolo hablaban de contagios,me puse dos mascarillasde esas que solo son plagios.
Camino de la farmacia,tozudo, fui meditando:¡Si apenas salgo de casa!¡No lo puedo haber pillado!
En la cola, diez personas,unos fumando cigarrosy otros con el tapabocas.¡Todos, esquivos y extraños!
―¡Buenas tardes, señorita!―¡Bienvenido, caballero!―¡Manténgase alejadita!―¡No me sea usted agorero!
―¿Tienen test de esos tan caros?―¡Ayer nos llegaron varios!―¡Venga, póngame unos cuantosque estamos muy mosqueados!
―¡Seguro que ha sido el bichoque viene muy bien cargadoy antes que el nombre hayas dichoel mamón te ha contagiado!
―Pues tiraremos derechos,mientras la suerte buscamos,para no salir maltrechossi al fin de él no nos libramos.
Nada más volver a casay hacer lo que está marcadoapareció la sentencia:¡El virus nos ha infectado!
Una semana despuésy, a pesar de la vacuna,nos ha quedado a los tresuna tos seca y perruna. ©️ Moisés González MuñozLunes, 24 de enero de 2022. - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
Navidades.
Para estas vacaciones veniderasde abrazos cercenados por las penasyo pido para todos las personasunas felices fiestas navideñas.
Que los reyes nos traigan esperanzas.De ilusiones, carretas, bien repletas.Que juntos desterremos añoranzasy aparquemos dolores y condenas.
Que renazcan sonrisas en las mesasde azúcar, mazapanes, miel y almendrasy al brindar con las copas bien rellenas
regresen de nuevo las verbenas,para enterrar miserias y tristezas,presagio de alegrías venideras.© Moisés González Muñoz.Miércoles, 22 de diciembre de 2021.
- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
Vivos en mi memoria.Del silencio surgieron las ánimasque de añoranza mis noches pintaron.En los altares los cirios prendieronun musitar de sedientas plegarias.Por el ambiente volaron palabrasque a mi memoria sus rostros trajerony entre las llamas los leños murieronpara encender las lloradas ausencias.Lamento y dolor, tañó la campana.Cantó soledad el búho en su nido.Lágrimas de amor bañaron mi cara.
cuando no lucía bigote,que junto a la carreteracrecía un frutal hermosote.
Por allí no había escaleraasí que me hice el machotey brincando como fierame encaramé bien altote.
Al agarrarme a una breva,para añadirla a mi bote,la rama de aquella higuerahizo crack y el muchachote,
como voladora hortera,golpeado bien fuertote,tras caída harto ligerase estampó cual monigote.
Aplasté una tomateracon un tomate verdotey me embadurné de tierrade los pies hasta el cogote.
Con la angustia por montera, a causa de aquel “rebote”,me eché mano a la pechera,la asfixia por capirote.
Luego de una tensa espera,con un nudo en el gañote,como triste plañidera,maldije mi despelote.
Hoy, cuando veo una higuerao le doy patada a un bote,me río como si aún fueraaquel feliz chavalote.
02 de junio de 2023.© Moisés González Muñoz. - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
© Moisés González Muñoz.Martes, 02 de noviembre de 2021.
- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
A Juan Fco. que se nos fue en silencio.
funesta y desalmada,
preñada de azabache cual guadaña afilada.
Cobarde y luctuosa, de malva disfrazada, maquinó su traición en busca de algún alma.
Se encaminó, sedienta, en pos de una morada. Se encaramó a la tapia y entró por la ventana.
En medio del silencio, cuando todo era calma, se encaprichó, siniestra, de quien vivir ansiaba
¿Quién te guió a la cita, señora desalmada, con el adormecido que el mañana esperaba?
¿Si nadie te llamó? ¿Si no eras bien hallada? ¿Qué razón te llevó a segar la esperanza?
Una vez sentenciada la luctuosa hazaña se acercó por la espalda y allí le hundió la daga.
Luego se despidió, la desdicha saciada. En su rostro no hay luz, la muerte es su mirada.
Al ver que se ha perdido tu vida en la distancia, mi pena languidece de dolor y añoranza.
Cada hora es eterna. Cada día, una carga. Cada gesto un recuerdo. Cada respiro, escarcha.
Tú que nos diste todo: amistad, plato y cama, cuídanos desde arriba, sin ti no somos nada.
Ayer, mirando al cielo vi que se iluminaba, era una estrella nueva, Lucía como el Alba.
© Moisés González Muñoz.23/01/2021.
- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
Buenas tardes a todas/os.
Por desgracia, hoy nos encontramos aquí, en la ermita de Salobralejo, para darle nuestro último adiós a su cuerpo, que no a su alma, pues él siempre estará presente en nuestro recuerdo.
Los años van pasando y aquel huerto frondoso donde crecían árboles de nuestra estirpe, poco a poco va mutando. Apenas si nos quedan los que hacían las veces de abuelos, de padres e incluso de tíos. ¡Qué pena! Pero como la vida es una rueda imparable, a veces dichosa y otras implacable, el hueco que van dejando los vencidos va siendo sustituido por otros recién nacidos.
El destino nos obligó a muchos de nosotros a vivir la vida en lugares muy remotos, pero siempre estuvimos juntos en la memoria y cada verano retomábamos la dicha del reencuentro. Que lejanos quedan ya aquellos años de nuestra infancia cuando él, ya mozo, jugaba con nosotros, aun niños. Socarrón y bromista; tranquilo, pacífico y bonachón se reía con nosotros y nos hacía rabiar fruto de nuestra bendita inocencia.
Conservo también en la memoria imágenes de él cuando cortejaba a Elena, a través de la puerta del pozo que, horadado en medio de la pared medianera de las dos propiedades, compartían ambas familias.
Parece que fue ayer cuando asistí a su boda con Elena y me senté en las mesas de Hotel Continental para degustar las opíparas comilonas de aquellos eventos.
Difícil de olvidar su último y vano intento para convencer a mi Abuelo Deogracias, su padre, de que invirtiera en maquinaria agrícola para cultivar el campo. Y ante la negativa de este, su definitivo adiós al pueblo y su marcha a trabajar a Asturias.
En su casa, tanto la de Asturias, como de la aquí en Salobralejo, siempre fui bien recibido y me dispensaron el mejor de los tratos. Nunca me faltó una cerveza, un trozo de jamón, unas pastas, un café, esa exquisita tortilla de patatas, o esos inigualables postes rellenos de crema.
Pero lo más importante de todo es que jamás me faltó su cariño. Desgraciadamente, en adelante él, ya no estará en la mesa con nosotros para compartir esos manjares. Su silla permanecerá vacía pero su halo estará junto a nosotros.
Dos años de larga agonía nos han llevado a este duro desenlace. Dos años de silencio y dolor por dentro, y no me refiero al malestar físico. Muchos meses de poner buena cara al mal tiempo y luchar hasta el último aliento.
Dos años vanos, pues el destino había repartido las cartas y las suyas estaban marcadas, en negro, desde hacía tiempo.
Ayer, recién entrada mañana decidió dejar de luchar y se marchó volando hacia el más allá, dejándonos a todos desconsolados. Quiero pensar que se fue para no dar más trabajo a los que le querían y, a de paso, para reencontrarse con su querido amigo y cuñado, casi diría que hermano, Simeón, al cual siempre estuvo estrechamente ligado y cuya marcha le dejó apenado, huérfano, desconsolado.
Tú que del pueblo fuiste un aliado,
Hola todos y a todas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario