lunes, 17 de noviembre de 2014

GR7: Etapa 11. Bellprat-Cabra del Camp.

Tras los madrugones de las dos primeras etapas volvemos a recuperar el horario más llevadero. Aparentemente este hecho debería animar a los Gramanos a disfrutar de la caminata sabatina, sin embargo nada que ver con la realidad, pues la nueva temporada ha dado comienzo con una participación algo raquítica. Ya sea a causa de los resfriados, los percances, las obligaciones individuales y familiares, la orografía de la etapa, las excusas  o las bajas imprevistas de última hora, la cuestión es que por los pelos llegamos nuevamente a la treintena. Ahora que disponemos de un nuevo autocar (espacioso y confortable) apenas si hacemos uso del 75 % de su capacidad.

Tras las dos preciosas etapas adelantadas, por tierras del Ebro, intercaladas a causa de diversos motivos, regresamos de nuevo a la normalidad y retomamos nuevamente el camino allá por donde lo dejamos antes del pasado verano, en la comarca de l’Anoia, más  concretamente en la localidad de Bellprat.

Según las previsiones de los entendidos la mañana se presenta fresquita pero soleada. Ávidos de alegres aventuras nos disponemos a recorrer longitudinalmente el Sistema Prelitoral Central. Si el tiempo y las circunstancias no lo impiden, hoy abandonaremos la Barcelonesa comarca del Anoia para adentrarnos en la provincia de Tarragona, por la comarca del Alt Camp, con destino final a Cabra del Camp. Que poco que ver el paisaje montañoso de las comarca del interior, con el más conocido, bullicioso y festivo de la costa Tarraconense, en sus límites con el Mediterráneo ¡En  la variedad está el gusto!

Durante el trayecto por la autopista, en la parte trasera, se monta un ameno, interesante y amigable  debate sobre el soberanismo y la consulta de la jornada venidera. Se exponen diferentes puntos de vista personales sobre el tema y a pesar de que las discrepancias entre los contertulios son evidentes, el respeto a las ideas y los sentimientos de cada tertuliano coronan la enriquecedora charla. El hecho de que alguno de los tertulianos se encuentre hoy  en franca minoría no es ápice para que exponga con determinación sus postulados y defienda como gato panza arriba sus convicciones. Otro de los intervinientes, “voluntario” forzoso en la buena marcha de los preparativos y en la posterior jornada de consulta, resalta la excelente organización del evento y la magnífica predisposición de los voluntarios; lamenta, sin embargo,  que la masiva y altruista participación del voluntariado, en el acto en cuestión, no sea igual de generosa cuando se trata de la defensa de los derechos sociales de los más desfavorecidos. 

Independientemente de las ideas y sentimientos de cada uno, todos convergemos en que si la actitud de nuestros obtusos y necios gobernantes (de aquí y de allí) fuera la del dialogo y la negociación otro gallo nos cantaría. Al final, sí o sí, los dos cabecillas, quieran o no, deberán tragarse su orgullo y sentarse a dialogar. Plantear los diversos escenarios que deben conducir al desbloqueo del callejón al que nos han abocado y olvidarse de su imposición sistemática a cualquier acuerdo. Quizás algún día recapaciten, se percaten de su estrechez de miras y se den cuenta de que nada se solucionará anclándose en el inmovilismo. Que no hay futuro sin negociación y que toda negociación conlleva concesiones. Tal vez así lleguen a entender que: ¡Más vale un mal acuerdo que un buen pleito!  Sin embargo el enroque de los apoltronados dirigentes se mantiene y negros nubarrones otean el horizonte ¿Habrá luz al final del túnel?

Enfrascados como estamos en el intercambio de pareceres, apenas nos percatamos de que nos hallamos en las proximidades de Bellprat y nuestro trayecto en autocar está tocando a su fin.

Como viene siendo habitual de un tiempo a esta parte, a la llegada al punto de partida, nos dividimos en dos grupos para recorrer la etapa programada. Hoy, por mor de la escasas dificultades que presenta llevadera la etapa, el grupo A es algo más numeroso que de costumbre, y por descontado más concurrido que el grupo B. En el primer grupo prevalecen los hombres, pero la presencia de 5 valientes féminas otorga al citado pelotón una categoría que de otra manera no alcanzaría, dotándole de la indispensable diversidad y transfieréndole, además, la necesaria impronta que solo ellas pueden y saben darle. El grupo B, por el contrario, destaca por un mayor equilibrio de fuerzas, aunque en este caso las féminas son mayoría.

La jornada transcurre amena y placentera. Entre caminos y veredas que seccionan bosques o discurren paralelos a los claros, emergen campos y tierras de labranza dedicadas preferentemente al cultivo de cereales. Algunas de estas parcelas aun muestran pequeños vestigios el reciente pasado, en forma de rastrojos semienterrados, producto de la cosecha de la anterior temporada. Otras en cambio resplandecen inmaculadas, limpias de maleza, tras haber sido aradas y preñadas con las semillas que darán origen a nuevas plantas. De éstas, si las circunstancias meteorológicas no se empeñan en poner impedimentos, brotaran a su debido tiempo, multitud de doradas espigas cargadas de abundantes granos, con los cuales los sufridos “pageses” podrán  rellenar de nuevo sus agotados graneros.  

A causa de las lluvias de los últimos días, el suelo se muestra húmedo y mullido, facilitando el placentero deambular de los caminantes. Las trochas, caminos y senderos, acolchados  a consecuencia del agua absorbida, permiten un caminar relajado y liviano que, en sumo grado, agradecen nuestras torturadas articulaciones. Sin embargo, en uno de los campos por los cuales nos vemos obligados a caminar, en rigurosa fila para minimizar los daños al sembrado, la humedad ha calado en exceso reblandeciendo la tierra convirtiéndola en un pegajoso barrizal. Éste, adherente y apelmazado se adhiere generosamente a las zapatillas, convirtiendo las suelas  de nuestro reluciente calzado en una especie de zancos enfangados compuestos por plataformas superpuestas de diversas capas de pegajoso engrudo marrón.  

En un recodo del camino nos topamos con un pequeño riachuelo que discurre mansa y calladamente cristalino por medio del camino. Debemos, entonces, improvisar una especia  de pasarela, con un tablón de madera que alguien localiza en las proximidades, y vadear el torrente por el improvisado y artesanal puente que en nada desmerece a los deslumbrantes pero ruinosos levadizos del ínclito Calatrava.

Poco antes de la parada para el desayuno, una indicación situada en un desvió en el camino, nos informa de la proximidad del monasterio de Santas Creus y nos invita a poner rumbo al “sagrado” lugar. Más ninguno de los presentes hace mención al cartel anunciador y, consecuentemente,  nadie se da por enterado. Unos declinan el celestial ofrecimiento por ateísmo recalcitrante; otros porque prefieren ahorrase los varios kms de ida y vuelta;  mjchos porque huelen la proximidad de la inminente parada para desayunar y prefieren rellenar el buche con materia más sustancial que la aportada por el rezo y el recogimiento monacal;  y los menos porque simplemente no se han percatado semioculto cartel anunciador.  En definitiva…. ¡Mejor dejar la visita para otra ocasión más propicia!

Pasadas las 10 de la mañana, nos adentramos en Pontils y en la plaza del pueblo damos buena cuenta de nuestras viandas. Bocatas, tintorro, almendras, aceitunas caseras curadas por Antonio Gil, fruta, galletas, chocolate y otras delicatesen que compartimos entre nosotros.

Finalizado el desayuno reemprendemos la marcha y a nuestro paso vamos alternando el bosque con los claros. Poco a poco vamos descendiendo en pos de la meta, pues salvo esporádicos repechones, la etapa de hoy presenta un perfil claramente en bajada. Poco antes de divisar Vellespinosa, en una de las varias explanadas deforestadas que emergen del bosque, observamos el devenir de un campesino. El laborioso personaje, encaramado a lomos de su poderoso tractor, rotula parsimonioso el suelo de su propiedad para adecentarlo. Más adelante, pasamos junto a un  rústico cercado donde unas pacíficas, peludas  y despreocupadas  vacas se esmeran inútilmente en intentar arrancar los escasos y rasurados pastos que apenas subsisten en la marchita pradera otoñal.

Acostumbrados a las dos últimas etapas, en las cuales nos atiborramos de exquisita fruta hurtada en la vega del Ebro, y recogimos repletas bolsas de deliciosos y anaranjados níscalos, en los humedales del Mont Caro, hoy no hay ningún manjar gratis que llevarse a la boca,  ni regalos de la naturaleza que acarrear para casa ¡Ni una triste uva que echarse al gaznate y tampoco hongo alguno que recolectar!

Hacia las dos del medio día alcanzamos Cabra del Camp y nos dirigimos al Bar donde ya nos esperan nuestros compañeros y compañeras de fatigas del grupo B. Éstos, hace rato que van dando buena cuenta de unos cuantos embriagadores vermuts que enrojecen sus mejillas, traban sus lenguas y embotan sus sentidos. Mientras tanto, charlan amigablemente acomodados en las sillas del citado establecimiento, en espera de nuestra llegada que se producirá una vez finiquitada la travesía de hoy. 

Concluida la jornada, los andarines nos acomodamos por grupos de afinidad en las mesas reservadas para reponer fuerzas y matar la sed con la ingestión de unas cuantas  “rubias espumosas” ¡Cervezas para los mal pensados!

A medida que el personal va dando por concluido el ágape del medio día, el ambiente se caldea, el gentío se impacienta y el nerviosismo se apodera de los GRManos. Hoy es jornada de venta de boletos y papeletas: Llumineta y Lotería (el Gordo y la Grossa),  y, como no podía ser de otro  modo, el colectivo de los infelices soñadores aspirantes a “rico” se muestra ansioso por tentar a la suerte y abandonar la pobreza. Así, apenas acabado el postre la mayoría de los GRManos, compradores compulsivos,  se abalanzan iracundos y descontrolados  sobre los repartidores de fortuna (¡o de nada vete tú a saber!); dispuestos todos ellos a invertir hasta su último céntimo (¡bueno algunos más dispuestos que otros, la verdad sea dicha!) en búsqueda de la dichosa suerte. Todos/as con la esperanza de ser los agraciados en los sorteos venideros y poder, así, disfrutar del exquisito jamón 5J de la panera y, puestos a soñar, de amasar una “mortrerá” que permita depararles una próxima y más llevadera  jubilación.

Don Paco, veterano en estas lides, alejado del gentío, se apoltrona en una mesa situada junto a una columna del bar y, con la maestría de un buen “Judio”, aligera los bolsillos de los ilusos apostantes encasquetándoles participaciones de Lotería del Gordo de Navidad. Cisco, otro imitador del oficio judaico, en la esquina opuesta, vende participaciones de la Grossa de  Cap d’any. Y yo, pobre de mí, temporal recaudador de impuestos indirectos, asumo el papel del sumiso trabajador de la agencia tributaria y reclamo, sin el menor arrepentimiento y ningún rubor, la pasta correspondiente a los números reservados “voluntariamente” para el sorteo de la Llumineta.

¡Pobres ilusos! … Si supierais que la suerte está echada y que ya tiene dueño. Que un servidor tiene mano con los niños cantores de San Ildefonso y hace tiempo les dejó bien clarito dónde y a quién deben corresponder los premios de los sorteos.


De todas formas que no decaiga el ánimo. Si no sois agraciados con la  “Llumineta” pensad que vuestra fortuna consiste en que ahorraréis ingentes cantidades de dinero en médicos y vuestra salud os lo agradecerá, pues todos los productos allí almacenados rebosan colesterol por los cuatro costados. Si por desventura tampoco os cae en gracia el Gordo de Navidad, pensad que contribuiréis a rellenar las raquíticas arcas del estado y ayudaréis a que los sobres a repartir, entre los mafioso de turno, sean bastante más generosos, e incluso que contribuiréis solidariamente a que los Monago y Cia puedan viajar gratis otra vez a Canarias para liberar sus “tensiones” Senatoriales a costa del erario público. Y si por desgracia la Grossa también pasa de largo ante vuestras narices, estaréis colaborando con vuestra “voluntaria” aportación a tapar el agujerillo que los gastos de la consulta han causado en las arcas de la Generalitat.


Cabra del Camp, sábado  08 de noviembre de 2014.

Fotos Rafael.

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