viernes, 8 de noviembre de 2024

De Bruguers a El Garraf


De Bruguers a El Garraf

Era mediados de octubre.
Se presagiaba buen día.
Viejos de anciana costumbre.
Un tropel de algarabía.

Sucedió que veinte andantes,
miembros de GRmanía,
nos presentamos radiantes
a rondar en compañía.

En la lista, cuatro gatos,
—y varios de ellos noveles—
con botas, que no zapatos,
relucientes cual pinceles.

Un conductor sonriente
los buenos días nos daba
sin saber, pobre inocente,
lo que luego le esperaba.

En apenas diez minutos
la tropa quedó embarcada:
en la vanguardia los cautos,
al fondo…, gente exaltada.

Circulando sin demora
el sueño íbamos venciendo
mientras florecía la aurora,
con la noche ya muriendo.

Cual jóvenes en pandilla
soñábamos un buen día,
mas corría una comidilla:
¡Nos da que falta algún guía!

Todo era paz y armonía
de camino hasta Gavá
en busca de Ana María
que esperando estaba allá.

Fue al salir de la autovía
cuando la suerte viró:
el señor que conducía
de ruta se equivocó.

Con el pasaje enfrascado
en arduas conversaciones
todo se dio por sentado
y apenas hubo objeciones.

Solo las de un camorrista
que alzó la voz vacilando:
—¿Dónde está la excursionista
a la que estamos buscando?

Entonces se oyó un murmullo
y alguien soltó una bobada.
—¡Calla y no hagas el capullo—
le dijo el de su bancada!

Del murmullo a los bufidos,
pues nadie entendía un carajo.
—¿Qué hacemos aquí perdidos
calle arriba, calle abajo?

Tras más de treinta minutos
—hartos ya de tanta ronda—
surgieron los exabruptos:
—¡No, por Dios, otra rotonda!

—¡Esta es ya la quinta vuelta
que damos a la manzana
o acertamos con la puerta
o se nos va la mañana!

Por suerte se hizo el milagro,
descubrimos la salida,
y al polígono macabro
le dimos la despedida.

Mientras el reloj corría
y el chófer callejeaba
la moza no aparecía
y el enredo se enredaba.

—¿Qué tal si nos detenemos?
—surgió una voz de la nada—.
Tal vez así encontraremos
a la mocita extraviada.

Luego de un nuevo rodeo,
por arteria transitada,
alguien dijo: —¡Ya la veo!,
¡está en aquella parada!

Ya en Bruguers, la comitiva,
por fin comenzó la etapa.
Yo me olvidé la comida.
Paquita casi derrapa.

Ella que avanzaba airosa
por una inhóspita acera,
dio un traspiés, ¡maldita losa!
y acabó en una zarcera.

Por suerte la rescatamos
en perfectas condiciones.
¡Vaya mañana llevamos
con tamañas emociones!

Un grupito descarriado
partió, raudo, por su cuenta,
hasta que el guía, cabreado,
les hizo darse la vuelta.

Aunque se había comentado
que el perfil era en descenso,
yo exclame desencantado:
¡Qué bajada, si es ascenso!

De pronto la fortaleza
d'Emprunyà ante nuestros ojos:
castillo, ermita, maleza
y una valla hecha despojos.

No hay que ser gran adivino
para hablar del desayuno.
Frutos secos, pastas, vino…
todo enfocado al... «ayuno»..

El trayecto no era largo
ni tampoco peligroso.
menos un sendero amargo,
con mal firme, pedregoso.

Bordeando el mediodía
al Puig de Agulles llegamos.
Sus vistas, ¡qué melodía!
con las cámaras plasmamos.

Montserrat lucía al oeste
y al este un mar reluciente.
Bajo un cielo azul celeste
al norte el Montseny, se siente.

A un ritmo descompasado
la serpiente fue avanzando.
Los de delante alocados
y los de atrás… rezongando.

Un otoño desatado,
de chaparrones constantes,
el campo había perfumado
como solía ocurrir antes.

Entre arbustos y matojos,
ora senda ora camino,
avanzábamos cual cojos
a un ritmo lento, cansino.

Un sol templado fluía
y con las nubes jugaba.
Pepe Hervás no aparecía 
y el grupo se impacientaba. 

Coll Sostrell y La Morella;
Avenc Llambrics, Pla del Querol.
Puig d’en Vinylas y a La Pleta
Pedrera, Celler Güell y sol.

Con demora relevante
cruzamos por fin la meta.
¿Habrá en Garraf Restaurante
que de birra a tanto jeta?

Al final de una avenida
el Bar Antonio se emplaza
y el camarero, «un suicida»,
nos conduce a la terraza.

Mas la dueña del negocio
deja mudo a su empleado:
—¡Este no es lugar de ocio
para quien se trae el bocado!

Ipso facto lo entendemos
y en tropel nos levantamos.
Nuestra pitanza cogemos
y a la arrogante plantamos.

Con el bocata en la mano,
cabreados y sedientos,
latas nos vende un fulano
que tampoco ofrece asientos.

Mientras se acerca una ola
que la arena engulle, quieta,
yo voy repitiendo: ¡Hola!
¿Cuántos «pa» la lumineta?

Acabada la aventura
al redil todos volvemos.
El sol de la tarde apura.
cuando al fin nos recogemos.

 

Terrassa, sábado, 20 de octubre de 2024.
© Moisés González Muñoz.

domingo, 3 de noviembre de 2024

P. Sánchez y la indignidad de la cobardía.

    Tras la ignominiosa comparecencia del Sr. Feijoo y su infame mensaje del día posterior a la tragedia (y la reiteración en la mentira), comienza a aflorar la ineptitud de otros muchos políticos.
    Pasan los días, aumenta la magnitud del desastre, se multiplica el drama y vamos descubriendo a los Emperadores desnudos.
    Esto no es una catástrofe, es un Holocausto en toda regla.
    Y lo malo es que estamos ante la punta del iceberg: el número de víctimas no para de crecer, la destrucción física y moral es absoluta, y el pueblo se encuentra más solo que la una, abandonado a su suerte.
    Basta ya de declaraciones vacías y gestos inútiles de cara a la galería; basta ya de postureo, desviar el tiro y poner paños calientes ante el horror; basta ya de delegar funciones y confiar en un inútil que no hace más que humillar a su gente.
    El mandato que usted ostenta le obliga a gobernar en favor de todos los españoles y no para su interés personal o del PSOE.
    Gobernar significa tomar decisiones, sobre todo las difíciles y trascendentales, a riesgo de errar y pagarlo en las urnas o ante la justicia (viciada, dicho sea de paso).
    No ejercer las funciones inherentes a un cargo de esa magnitud es pura negligencia (un delito si el no intervenir propicia el caos) que deslegitima a cualquiera como representante del pueblo.
    Yo, como español y habitual votante socialista (que no incondicional) le pido a usted que tome las riendas de este barco a la deriva y actué como lo que es: el Presidente del Gobierno de España.
    Póngase el mono de trabajo, aplique la ley, asuma ya el mando y declare el Estado de excepción o aplique el 155 y despoje a esta banda de ineptos dirigentes de la Comunitat valenciana (la corruptela PPera y sus socionazis de VOX) de un poder para el que no están preparados y en el que no deben continuar ni un segundo más.
    Un holocausto no lo puede detener quien varado hacia la extrema derecha se postra ante el nazismo.
Es tan culpable el negligente como el que con su inacción permite que el incompetente siga ejerciendo su cargo y se perpetúe el horror.
    Su falta de valentía (amparada en el miedo al qué dirán la derecha y los ultras) le convierten en cómplice del desastre, primero por no decretar el Nivel 3 cuando constató que el necio Mazón (aleccionado por la banda de Génova) no lo iba a solicitar ayuda y ponerse a las órdenes de nadie porque eso ponía ante el mundo entero la incapacidad de su PP para gestionar la crisis humanitaria y territorial de su comunidad.
    Seguir pregonando que hay que poner todos los medios del estado a disposición de los damnificados de la DANA y movilizar tan solo a 5000 de 120000 militares o a 5000 agentes del orden, (porque solo hasta ahí sepa contar al inepto Mazón) es un insulto a la inteligencia; permitir que desde el mando la Comunitat Valenciana se desprecie la ayuda de Bomberos de Euskadi, Cataluña, Aragón, Francia…, se devuelva a sus bases a helicópteros de Andalucía, se humille a los voluntarios civiles mientras se accede a que el inepto Mazón tenga bajo sus órdenes, (a su disposición), a siete ministerios, es algo inaudito… y así un sinfín de vilezas por el estilo, del incapaz de Mazón, que le harán a usted partícipe de la tragedia en la que estamos sumidos. 
    Claro que resultará complicadísimo asumir el mando e intentar gestionar la hecatombe, cuando los cargos directos e intermedios que tienen la capacidad de coordinar el trabajo seguirán en manos de afines a los incapaces y seguro intentaran amotinarse hasta hundir la nave (cuanto peor mejor pregonaba M. Rajoy), pero no hacerlo le hará cargar a sus espaldas de por vida con la losa del drama acontecido. 
    No sea cobarde y asuma la responsabilidad. Al final, haga lo que haga, le cargarán con la culpa. El fascismo siempre halla un chivo expiatorio que tape sus vergüenzas. 
    ¡Fuera de una vez este infecto estercolero rebosante de vividores de la política!

©Moisés González Muñoz
Terrassa, domingo 03 de noviembre de 2024.

Feijóo, un opositor despreciable.

    
    Después del drama y la tragedia en la que estamos sumidos por culpa de la devastadora DANA (que ha arrancado la vida a más de 150 personas), hoy siento ganas de vomitar al escuchar las infames declaraciones del líder de la oposición -alguien que aspira a gobernar el país- acusando al Gobierno Central de la catástrofe que los suyos han tenido que gestionar.
    
    El despreciable Sr. Feijóo puede ser amigo de quien le plazca (aunque Marcial sea un narco); puede traicionar al presidente de su partido (aunque Casado intente destapar la corrupción en sus filas); puede ser el mancebo de la Trumpista (aunque la pareja de esta sea un defraudador confeso); puede seguir dando lecciones de moral (aunque habite una sede levantada con dinero oscuro); puede poner todos los palos en las ruedas de Europa para perjudicar a España a condición de que a él y a los suyos les vaya bien… y un inacabable sinfín de tropelías, pero buscar el rédito político, en base a la mentira, enfangando lo vivido y por vivir, con la muerte de más de 150 personas, demuestra la bajeza moral que envuelve a este individuo; le incapacita de por vida como personaje público, le inhabilita como a aspirante a cargo político alguno; le desnuda como persona de bien y le muestra como el más ruin de la plaga parásitos vividores que expolian el país desde su escaño y sus poltronas.
    Hoy no es el día para tirar mierda sobre el Gobierno de la Generalitat Valenciana o el Gobierno de la Nación porque escasean las pruebas sobre la gestión de la catástrofe.
    Ya llegará el momento de rendir cuentas por los múltiples errores que propiciaron la desgracia acontecida, a quienes sean los culpables, y que la justicia los ponga en si sitio, aunque lo dudo.
    Hoy toca arrimar el hombro, buscar soluciones de presente y futuro y acompañar a las víctimas, culpar a los otros no es sino la demostración palpable de una cobardía propia de un acomplejado.

©Moisés González Muñoz
Terrassa, sábado 02 de noviembre de 2024.