Soneto a un bote abandonado
Hallábase este bote mareado
en tétrico y oscuro maletero,
rodaba sin control, el puñetero,
cual loco que luchara encamisado.
Sentíase infeliz, abandonado,
después de haber saciado con esmero
la sed de un tipo otrora lisonjero,
que hoy no era más que un viejo despistado.
Maldiciendo a su dueño y al destino,
presagio del final, nefasta suerte,
se empeñó en arreglar tal desatino,
y dispuesto a vivir, hízose el fuerte,
para obviar aquel descuido tan dañino
que pretendía arrastrarle a la muerte.
© Moisés G. M. Sábado, 17/05/25