De Montserrat a Can Maçana. (24/11/2012).
Salud, paz y amor para todos, especialmente para
los nuevos sufridores a los que todos deseamos larga y fructífera vida en GRMmanía.
De lo demás, que cada cual que actúe según sus ideas y convicciones y decida lo que más le conviene, dicho con todo el respeto.
Por si alguno/a dudaba de mi perseverancia,
aquí me tienen ustedes de nuevo fustigando al personal con mis neuras, con el único
objetivo de recordar la etapa y, a ser posible, provocar alguna que otra
sonrisa entre el personal. Si lo consigo, o no, ustedes lo dirán y si molesto a
alguien, ruego de antemano su perdón pues no es ésa mi intención.
Tras algunas jornadas de ausencia por causas
justificadas y motivos, por la mayoría, conocidos, nuestro ilustre Don Ginés
hizo acto de presencia y con ello las aguas del embarque volvieron a su cauce.
Puntualidad, perfecto control de los
presentes, orden en la subida, silencio
en la toma de asientos y moderación en el lenguaje. De todo ello estoy “casi”
en disposición de dar fe, aunque no puedo hacerlo bajo juramento, pues llegué de los últimos como casi siempre.
Pero como uno pretende medrar a toda costa y por encima de cualquier cadáver, no
osaré jamás dudar de los mandamases. Dicho lo cual... ¡A sus pies Don
Ginés y a mandar lo que usted guste! Aunque de justos es reconocer la
diligencia y el buen hacer de sus temporales y eficientes sustitutos.
Empezaré diciendo que, apenas acceder al autocar, observé,
atónito, como una maliciosa sonrisa, de oreja a oreja, surcaba el otrora rostro
impasible de nuestro Ministro de Finanzas, posiblemente debido a que, tras unas
cuantas jornadas de escasez de personal y penurias económicas, recuperábamos la
abundancia de caminantes, casi colgábamos el cartel de “Aforo completo” y eso hacía
vislumbrar en el horizonte importantes ingresos económicos extras para nuestras
esquilmadas arcas.
Contraviniendo la opinión de aquellos que
suelen catalogar la subida a Montserrat como durilla y fatigosa, esta vez la
ascensión a las cumbres borrascosas se produjo sin el más mínimo esfuerzo del
personal, sin derramar ni una solo gota de sudor y milagrosamente todos a una. Y es que, aunque parezca mentira, sentado se
sube mucho mejor que a pie. Bendito autocar!
Recién posados nuestros pies en “Tierra
Santa” y como atraídos por un imán (entiéndase
lo de imán como: cuerpo o dispositivo
con propiedades magnéticas y no persona que dirige la oración colectiva en el
islam), cual estampida de insumisos y aborregados rumiantes
nos encaminamos todos en procesión hacia
la capilla. De improvisto, la manada detuvo sus pasos y nadie fue capaz de
explicar ¿Quién, cómo, ni por qué? habíamos sido arrastrados hacia aquel
lugar ¿Tal vez el fervor cristiano de algún/a Grmano/a? ¿Quizás la búsqueda de
la iluminación por parte de algún indeciso votante? ¿Es posible que fuera el afán por firmar la nuestra credencial?
El caso es que antes de salir ya estábamos nuevamente medio perdidos ¡Cosa
rara!
Viendo que la situación parecía no
desencallarse, unos cuantos intrépidos decidimos iniciar la marcha y partimos rumbo
a nuestro destino, pero apenas
trascurridos 10 minutos se nos dio por extraviados y llamados al orden,
vía móvil, por la retaguardia. Informado el puesto de mando de nuestra
localización, ralentizamos la marcha y continuamos temerosos el avance en
espera del resto del grupo.
El descenso, escarpado y pedregoso, nos obsequió
con el primer disgusto de la mañana. Una raíz arbórea se enzarzó de improviso
entre las piernas de Don Pedro (alias el ripios) y aferrándose, cual traicionera y maliciosa anaconda a su presa,
derribó sin piedad a nuestro insigne poeta que, sorprendido por la maldad de la
depredadora, dio de bruces con sus morros en el suelo para acabar con lo que se
denomina “la cara hecha un mapa”. Al
instante, nuestro equipo médico de urgencias, compuesto por doña Paquita Robles
y su botiquín, procedió al análisis, limpieza y desinfección de las citadas
heridas; con tal delicadeza, diligencia y profesionalidad que más de uno
tuvimos envidia de no ser nosotros los agasajados con tales mimos, aunque no
con tales heridas. Recompuesto el rostro, la autoestima y la maltrecha moral
del trovador, la diligente enfermera conminó al averiado paciente a no tocarse
en demasía “sus partes”… ¡Dañadas…
entiéndase!
Acto seguido, y para evitar que su esposa,
Doña Rosario, sufriera un síncope al
percatarse del infortunio de su marido, de inmediato se creó una comisión
parlamentaria, no remunerada, a fin de proceder a la espera, información y
apoyo psicológico de la parlanchina y despreocupada parienta; darle parte de los daños causados y
minimizar el efecto que la visión de las heridas de guerra, acaecidas en el careto
del valiente combatiente, pudieran causar en ella. Sin embargo, y otros allí
presentes pueden dar fe de la veracidad de mis afirmaciones, tras recibir los
oportunos informes del accidente por parte de los comisionados y para sorpresa
general (tras comprobar que su marido seguía vivito y coleando) de los labios
de la ínclita mujer salió el amoroso comentario: - ¡Pero bueno… hay que ver
cómo te has puesto los pantalones de “polvo”! Lo que demuestra que la
“palabreja” en cuestión adquiere significados absolutamente dispares
dependiendo de si sale de los labios de
un hombre o de una mujer.
Recompuesto el careto y espolvoreados los pantalones del damnificado, se
reanudó la marcha hasta el lugar de la primera parada: las “Coves de salnitre
de Collbató” (Montserrat, la montaña sagrada de Cataluña, está
agujereada por decenas de cuevas. Entre estas destacan las del Salnitre,
marcadas por su historia. Fueron refugio para el hombre del Neolítico y para
los guerrilleros del siglo XIX. También fueron fuente de inspiración para
Antoni Gaudí, enamorado de la belleza de sus formaciones geológica), donde a medida que los
peregrinos iban llegando procedían a reponer
fuerzas con el contenido de sus fiambreras. A resaltar las exquisitas aceitunas
curadas y aliñadas con las que fuimos obsequiados por Antonio Gil y el
sabrosísimo pan de higo Alpujarreño de la tía de Fina. ¡MAS … y MAS… y mucho MAS… gritaron algunos
sin motivo aparente!
Mientras llenábamos el buche, fuimos informados de otro importunado percance mañanero que había
sufrido una de nuestras queridas GRManas, Fátima. Su maltrecha rodilla había
padecido una torcedura mientras descendía por uno de los múltiples puntos negros
del pedregoso e inseguro camino. Pero en este caso, puedo afirmar sin lugar a
dudas (aunque nadie me lo ha confirmado) que el caballeroso Paco Victoria se mostró, en
todo momento, solícito, comprensivo y
sumamente cariñoso con su amada, que puso a su disposición su ancha espalda
para bajarla si era preciso hasta el autocar, que sumiso y resignado caminó a
su lado el resto del descenso y que se ofreció desinteresadamente, si ella
accedía, a consolarla con posterioridad. Sin acordarse, y mucho menos echarla
en cara, nada relacionado con el supuesto polvo en los pantalones.
¡Y
pensar que aun hay gente dispuesta a afirmar que las mujeres son mucho más
sensibles que los hombres! Para muestra un botón ¿O no?
Destacable, igualmente, el lenguaje gestual
de la taquillera del lugar y su cambio de semblante en apenas minutos; primero
de satisfacción y esperanza, pues
pensaba que el nutrido grupo allí
congregado se aventuraría a visitar las cuevas y podría colocar, por fin un
día, el grueso de su talonario; y de
fastidio y asqueo, minutos después, al comprobar, apesadumbrada, el absoluto desprecio con que los indeseables
ocupas ignoraban su presencia y las maravillas del paradisíaco lugar, y su nula
disponibilidad a rascarse el bolsillo y adentrase en el místico agujero.
Terminado el almuerzo, abandonamos la atalaya
del roquedal y reemprendimos el descenso por la empinada senda, para toparnos,
por sorpresa, con una zona de ocio y recreo provista de urinarios. Percatadas “éllas” del imprevisto regalo, instantáneamente
se produjo una carrea desbocada de féminas hacia el citado lugar para liberar
sus vejigas ¡Interminable y bulliciosa, como casi siempre, la cola (mejor dicho,
fila) de las meonas, e inexistente, como es habitual, la fila (mejor dicho, cola)de ellos!
Como no podía ser menos, a mitad del camino,
el Track de turno desgajó el grupo en dos y, ¡Sálvese quien pueda! cada uno
partió en una dirección en pos de la meta. Los espabilados de turno que
creíamos haber tomado la senda correcta, comprobamos al cabo de media hora que
nuestro rumbo era el peor con diferencia, más largo y tortuoso. Tras la pertinente reagrupación de los
listillos, a fin de discutir la idoneidad del citado rumbo, decimos seguir hacia
adelante, pues era peor el remedio que la enfermedad y desperdigados avanzamos,
cada una a la suya, como el ejército de Pancho Villa. Buena muestra de cohesión
y compañerismo como nos recordaría Maribel al final de la etapa, sobre todo
para los novatos recién incorporados.
Y es que no solo tropezamos siempre en la
misma piedra, sino que parece que llevemos la piedra en el bolsillo para
tropezar con ella sin remedio, día sí,
día también. ¿Aprenderemos la lección y haremos caso algún día a Josep
Ferrer ayudándole a buscar otros Trakcs para cotejarlos con los suyos? ¡Me da
que no amigo Josep! Así tendremos alguien con quien meternos, maldecirle los
huesos y achacarle nuestras desgracias como hacen los políticos. ¡Paciencia
hermano Josep, paciencia!
A pesar de que era jornada de reflexión, pude
constatar el masivo desacato a la ley
electoral que la mayoría de los GRManos practicó y solo un SOBORNO Navideño, a
la altura de la afrenta cometida, comprará mi silencio y evitará la delación
por mi parte. Por si hay dudas les informo que me gustan varios productos
“Ibéricos” (jamón, lomo, salchichón, aceite de oliva, queso manchego, rioja,
cava, turrón, etc…) ¿Queda claro? Además, como no estoy vendido a ningún
postor, no recibo subvenciones de ningún tipo, no he hipotecado mi futuro y no
he entregado mi alma al diablo, no debo
presentar cuentas a nadie salvo a mi conciencia. Si a lo mencionado añado que me
considero un ciudadano del mundo que, por cuestiones de azar nació blanco como
pudo ser negro, en un lugar, dentro de una familia, con una lengua, una
religión, una cultura y la pertenencia a
una determinada clase social, en las
cuales ningún poder de decisión tuve, puedo permitirme el lujo de expresar
libremente mis subjetivas opiniones. Cosa que no sucede con la mayoría de los
mercenarios cronistas que mancillan la casi totalidad de los medios de
comunicación, supuestamente independientes, de nuestro querido país. Sirvan tales afirmaciones para poner en
conocimiento de todo aquel que quiera escucharlo que no hay en mí más objetivos
que la libertad de pensamiento, la paz social, la igualdad entre sexos,
culturas y clases sociales, la tolerancia y el respeto a las diferencias, el
amor por la cultura que cultiva la mente y engrandece el alma de las personas
de libres; para declarar mi absoluto respeto a la opinión de
los demás (aunque sea contraria a la mía) y de paso el mayor de mis desprecios
hacia esos supuestos medios de información ( de “aquí” y de “allí”) que nos
venden las mentiras que sus “amos” les dictan, las repiten hasta la extenuación
y convierten la falacia en una verdad incuestionable, tapando las miserias a
las que su vil incompetencia nos aboca y sustituyéndola por los ruines intereses
que a ellos les mueven.
¡APÓYEME USTEDES EN LOS PRÓXIMOS COMICIOS Y
YO PROMETO ENGAÑARLES SIN ESCRÚPULOS NI REMORDIMIENTOS, EN TODO LO QUE PUEDA, Y
CON LA MEJOR DE MIS SONRISAS!
Si por lo que fuera o fuese ustedes no se
avienen a concederme su voto les perseguiré de por vida con la venta
indiscriminada de números, números y más números… de rifas, lotería y lumineta,
hasta que sus agujereados bolsillos supliquen una tregua por agotamiento.
P.D. De regreso a casa, algunos/as indecentes
de atrás entre los que no me incluyo, programaban jocosamente para el próximo
21 de diciembre la “Gran corrida de Navidad”, evento que, disfrazados de Papas
Noeles, protagonizan desde hace un par de años por las calles y lugares
céntricos de Terrassa, para vergüenza ciudadana y desprestigio de GRManía. No
cuenten ustedes conmigo para semejante farsa, aunque prometo acompañarlos a la
cena conmemorativa, con o sin su consentimiento.
Fotos de la etapa (Blog Antonio Gil).
Fotos de la etapa (Blog Antonio Gil).
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