domingo, 17 de noviembre de 2013

Epístola Camí de Sant Jaume (08/06/2013)

(Comida de despedida y cierre de temporada). (08/06/2103). 

Buenas tardes nobles Damas e hidalgos Caballeros! 

Pensaron, acaso ustedes, incautos compañeros/as de fatigas, que se iban a librar de mi sátira, mi verborrea y mis desatinos; ¡pues nooooooo…  amigos míos! Aquí me tienen nuevamente y despotricando, cual demente sin cura, de los aconteceres de ésta comunidad de caminantes.  Así es que deberán aguantarme nuevamente, Sí o Sí (salvo que vuesas mercedes abandonen sus aposentos y salgan en desbandada en pos del aire libre y el preciado silencio callejero). ¡A tiempo están, no digan que no les avisé! 

Quede bien claro que mi intención era concederles a ustedes una tregua pasajera y no amargarles la comida, el final de curso o las preciadas y próximas vacaciones de verano, con mi avinagrado humor y mis desvaríos lingüísticos, pero uno de los ilustres caballeros mandamases de la corte, aquí presente, se empeñó, insistió y me convenció, (a pesar de mis largas y mi negativa) para que redactara cuatro líneas a modo de despedida. Si la cosa sale mal échenle a él la culpa por despertar al monstruo y llamar al mal tiempo. Si por el contario les divierte el sermón que voy a regalarles, seré yo, y solamente yo, el merecedor de tales alabanzas.

Tengo yo la sensación (no sé ustedes) de que mi vida gira en torno a un calendario diferente al natural que marca el devenir de los años. Es decir, que aquello de que Enero es el principio de año y Diciembre el final, pues no acaba de cuadrar exactamente con mis sensaciones.  Si por mí fuera, y de acuerdo con mis quehaceres y obligaciones laborales, juraría que el año Nuevo comienza en Septiembre, recién terminadas las vacaciones, y da sus últimos coletazos a finales de junio, cuando el verano llama insistentemente a mi puerta. Si además, este pensamiento la traslado, aquí, a GRManía, entonces mis dudas se disipan por completo. Así pues, como nuestras aventuras y desventuras se inician con las últimas jornadas estivales y concluyen a primeros de junio, me permitirán ustedes la licencia de afirmar que hoy cerramos el balance anual de GRManía. Fin de año GRMano!

Tras dos años de, éstos, de los míos, damos por concluido el Camí de Sant Jaume  a Catalunya habiendo atravesado el territorio de Nordeste a este. Y salvo contadas excepciones podemos afirmar que la climatología fue sumamente benévola con nosotros, pues nos respetaron el calor, el frío y el agua (tan típica en el Camino de Santiago). Será el Santo que se apiadó de nosotros y veló por nuestra salud, o tal vez que el encargado de la meteorología, esta vez alumno aventajado, escogió los días de las etapas con maestría.
Aunque no lo parezca,  más de 500 días y otras tantas noches, como dice la canción, han pasado desde que iniciamos la peregrinación en el  Cap de Creus, cuya etapa alternativa, en pos del Port de la Selva, discurrió entre la lluvia y la pérdida acostumbrada. Del agua apenas volvimos a tener noticias, como mencioné anteriormente, pero de las pérdidas fuimos asiduos compañeros, como suele ser habitual. Por si algún novato no sabía de qué pie cojeaba  el grupo… duda disipada.

Por aquella época (Septiembre del 2011) el Club 60 se despachó con una novedosa celebración a  la cual apenas pudieron adherirse 4 sesentones GRManos/as. Hoy en día, casi 2 años después, el evento sería bastante más concurrido, pues en este espacio de tiempo, varios GRManos y GRmanas se han añadido al citado Club, y jubilosos y relajados disfrutan de los placeres del bien ganado retiro. Retiro, dicho sea de paso y tal y como está el patio, que otros difícilmente saborearemos tan plácidamente cuando nos llegue la hora. Disfrutad colegas, vosotros que podéis!

Muchas son las anécdotas sucedidas a lo largo de las múltiples etapas del Camí, pero para no hacerme eterno mencionaré solo algunas a modo de recuerdo.
“Dios me libre de mis amigos, que de mis enemigos ya me libro yo”, dice el refrán. Viene esto a cuento de lo sucedido en el Monasterio de Sant Pere de Rodes, donde tras haberme olvidado el carnet de funcionario, y por ahorrarme unos míseros eurillos, pedí, en préstamo y sin cargo alguno, a mi amigo Antonio Gil su carnet de profe para visitar dicho monumento de gorra. El fiel amigo me lo cedió gentil y desinteresadamente, y con él accedí al citado monasterio para visitarlo detenidamente. Pero el ahhhh… el desalmado, se olvido de mí al instante y permitió que el grupo se pusiera en marcha y partiera sin mí…. ¡y él sin decir ni muuuuuu! Cuando salí me encontré solo y con mi mochila abandonada a su suerte. Menos mal que Carlos, extrañado ante la soledad de la citada mochila, se apiadó de ella y permaneció por la zona en espera de su dueño. Su astucia me libró de la pérdida y me permitió reincorporarme al grupo, cosa que de otra manera difícilmente hubiera conseguido, pues desconocía la zona y ese día no llevaba móvil. ¡Ten amigos para esto!

Celebre, por lo ingrato, quedó marcado en nuestras memorias, el día en que María comprobó in situ la pericia de los kakos y vio cómo, por arte de birlibirloque, y ante sus propias narices, desaparecía su mochila con todas sus pertenencias. Adiós, móvil, chaqueta, enseres personales y demás propiedades. Igualmente chocante, desconozco si fruto de su de valentía o tal vez producto de su vagancia, el reto por parte de unos cuantos a las aguas del Fluvía, pues ante mi negativa a utilizar la vara y separar las citadas aguas éstos tuvieron que franquearlas a riesgo de un buen chapuzón, mientras los demás, precavidos caminantes, desandábamos el camino para acceder a Báscara, por un puente, como Dios manda.

Pasados el otoño y el invierno sin contratiempos, la primavera despertó a nuestros ojos por la plana de Vic, mientras discurríamos entre el verde de bosques, prados y sembrados; animales de granjas, aves salvajes y las flores preciosas flores de mayo.

Acompañados mayoritariamente por días soleados, alguna que otra niebla, no demasiado frío matutino y escasos episodios de lluvia; durante este período fuimos recorriendo, admirando y dejando atrás, parajes de belleza sin igual: El Golf de Roses, la vía verda, la Vall d’en Bas, el Puigsacalm, la plana de Vic, (alguns privilegiats la Foradada de Cantonigròs) i el Moianès.

Finalmente, el 9 de junio de 2011, en l’Estany, aparcábamos nuestra ruta Santiaguera de la temporada  y días más tarde, en el Restaurante Cavall Bernat procedíamos al relevo en el cargo de Jefe de finanzas, en beneficio de Don Cecs Casado, el cual fue investido y condecorado como insigne caballero de los caudales GRManos.

Tras las pertinentes vacaciones veraniegas reemprendimos la aventura para recorrer la Catalunya Central y, en penitencia, encaminamos nuestros pasos hacia la Montaña mágica de Montserrat, a fin de encomendar nuestra alma a la Moreneta y limpiarla de los pecaminosos e impuros pensamientos que nos corroían.

Por cuestiones de azar, por la edad de algunos, o simplemente por comodidad de varios, a medida que fue avanzando el camino, el grupo fue dividiéndose en dos y la opción B empezó a ganar terreno entre los caminantes, y lo que en principio era un reducido grupo se convirtió en mayoritario. De esta guisa recorrimos el Parc Natural de Montserrat, la Panadella, el Canal d’Urgell y finalmente la comarca de Segríà hasta acabar  nuestra aventura, suplicando el perdón, en la Seu de Lleida.

Innumerables, también, las maravillosas joyas arquitectónicas que nos legaron nuestros antepasados y de las cuales hemos podido disfrutar durante el camino: Sant Pere de Rodes, la catedral de Girona, el Monasterio de Montserrat, Santa Mª del Cami, la ciudad de Cervera con su semiderruida muralla y la Iglesia de Santa María. La Seu de Lleida... etc.

Pero bueno tal como dice otro refrán “lo bueno si breve dos veces bueno”… voy a cortar el rollo y a dejaros en paz, que de esta segunda temporada ya os he dado bastante la paliza con mis crónicas interminables y mis subjetivas interpretaciones de hechos y lugares.

Para finalizar simplemente me gustaría tener un recuerdo para todos aquellos (padres., madres, abuelos, familiares y amigos. etc) que durante este periodo nos abandonaron y dejaron en nosotros un vacio imposible de rellenar. Gracias a ellos estamos hoy aquí y aunque físicamente no sigan con nosotros, siempre vivirán en nuestra memoria y nuestro agradecimiento hacia ellos será eterno.

Fotos La Grevolosa (Blog Antonio Gil).

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